Gracias a todos los que habéis a aportado ya vuestro granito de arena a esta historia tan singular que se está gestando. Me lo estoy pasando francamente bien observando como cambia sin cesar la historia de un lado para otro, mientras una frágil línea argumental hace avanzar todo. En principio esta historia la dejaré avanzar hasta la próxima semana en la que comienza un nuevo mes.
Instantáneas (parte 2)
-“¡Aaahhhhhh!” Gritaba mientras caía en picado hacia mi final inevitable. Al igual que en la Lanzadera del Parque de Atracciones, al llegar al tope de mi altura hubo un pequeña sensación de tranquilidad, claro que sabiendo que al segundo mi descenso me llevaría a conocer a mi temida amiga muerte.... Instintivamente cerré los ojos, para no ver mi final, el viento silbaba con fuerza y creo que en el camino debí matar algún pájaro despistado que no debió ver que llevaba las luces de emergencia puestas. Mientras continuaba gritando, pues me daba miedo dejar de oírme.
De repente me lleve una bofetada y no era precisamente del viento. Abrí poco a poco los ojos con incertidumbre.
-“¡Bueno, capullo! ¿ qué tal el vieje?”, me encontraba de nuevo en el despacho con el jefe frente a mi.
-“¡Dios!, ¿qué ha sido eso?
-¡Je! ¿habrás comprobado que mi poder es mucho mayor que el de un simple mafioso?. Domino la horizontalidad y la verticalidad como dirían en el serial ese de ciencia ficción de la televisión. Digamos que el chocolate que fabricamos no es precisamente de este mundo y nos da algunas ventajas para jugar con las diferentes dimensiones”
-“¿Perdón?” ¿Cómo es posible que siga vivo y de qué narices está hablando?.
-“No pienso explicarle más a un simple fotógrafo, sólo debes saber que tengo poder y que te puedo hacer sufrir mucho antes de que mueras, así que coge este maletín y lee atentamente los docuementos que hay dentro. Vas a ser nuestro nuevo sicario y no quiero oír ni una palabra más. Un coche te está esperando fuera para llevarte al espectáculo de Norma Duval para que realices tu nuevo trabajo. Por cierto espero que sepas disparar tan bien un arma como lo hacías con tu cámara, jajajaja” De golpe se soltaron las ataduras que me aprisionaban a esa extraña silla y gracias a los empujones de uno de sus guardaespaldas salí a la calle mientras oía su risa maquiavélica.
Instantáneas (parte 2)
-“¡Aaahhhhhh!” Gritaba mientras caía en picado hacia mi final inevitable. Al igual que en la Lanzadera del Parque de Atracciones, al llegar al tope de mi altura hubo un pequeña sensación de tranquilidad, claro que sabiendo que al segundo mi descenso me llevaría a conocer a mi temida amiga muerte.... Instintivamente cerré los ojos, para no ver mi final, el viento silbaba con fuerza y creo que en el camino debí matar algún pájaro despistado que no debió ver que llevaba las luces de emergencia puestas. Mientras continuaba gritando, pues me daba miedo dejar de oírme.
De repente me lleve una bofetada y no era precisamente del viento. Abrí poco a poco los ojos con incertidumbre.
-“¡Bueno, capullo! ¿ qué tal el vieje?”, me encontraba de nuevo en el despacho con el jefe frente a mi.
-“¡Dios!, ¿qué ha sido eso?
-¡Je! ¿habrás comprobado que mi poder es mucho mayor que el de un simple mafioso?. Domino la horizontalidad y la verticalidad como dirían en el serial ese de ciencia ficción de la televisión. Digamos que el chocolate que fabricamos no es precisamente de este mundo y nos da algunas ventajas para jugar con las diferentes dimensiones”
-“¿Perdón?” ¿Cómo es posible que siga vivo y de qué narices está hablando?.
-“No pienso explicarle más a un simple fotógrafo, sólo debes saber que tengo poder y que te puedo hacer sufrir mucho antes de que mueras, así que coge este maletín y lee atentamente los docuementos que hay dentro. Vas a ser nuestro nuevo sicario y no quiero oír ni una palabra más. Un coche te está esperando fuera para llevarte al espectáculo de Norma Duval para que realices tu nuevo trabajo. Por cierto espero que sepas disparar tan bien un arma como lo hacías con tu cámara, jajajaja” De golpe se soltaron las ataduras que me aprisionaban a esa extraña silla y gracias a los empujones de uno de sus guardaespaldas salí a la calle mientras oía su risa maquiavélica.
10 Comments:
El viaje de camino a mi nuevo trabajo fue el momento en el que pude pensar acerca de todo lo que había visto.
Chocolate... ¿de qué me suena eso? ¡Claro! Melendi y su anuncio "este es el chocolate que más me pone". Llamé al representante de Melendi, al que había fotografiado en varias ocasiones, cuando comenzó a sonarle el móvil al chófer.
Un momento, si el chófer es el representante de Melendi... ¡¡entonces mi jefe es Melendi!!
-Melendi es tan solo nuestro títere dijo el chofer delante de mí.
-Oiga ¿ha leído mi mente? pregunté. A estas alturas ya nada me sorprendía.
-Puede ser. Espero que disfrute del viaje. En el asiento de al lado tiene un maletín. Allí tiene su arma. Espero que llegado no se raje.
-Estoy soñando, es eso estoy soñando y ya está
El chofer se giró y Pedro pudo ver la cara odiosa de Octavio Púlpez.
-¿sorprendido? no te preocupes. Todo está controlado.
-Debí haberme tirado por la ventana del Grand Hotel tal y como había planeado.
-Tranquilo, en medio hora todo habrá acabado contestó Púlpez. Se giró otra vez y condujo más rapido.
Fuera un sueño o no, mi curiosidad de reportero me arrastró a examinar el contenido del maletín.
-¿Una pelota de béisbol?
Púlpez sonrió.
-Sí, chaval. Una pelota de béisbol y un guante.
Lo asimilé ya desinteresadamente.
-¿Tengo que asesinar a alguien con una pelota de béisbol?
Pulpez detuvo el automóvil.
-Fin del trayecto.
Cerré el maletín y abrí la puerta del coche. al colocar los pies en el suelo y levantarme, contemplé el lugar en el que me había metido. Un gran rótulo presidía la entrada al recinto, custodiada por dos matones con gafas y pinganillo.
-¿"Noche de Fiesta"?
-Chaval, te dejas la peluca.
Contemplé mi vestimenta: un precioso vestido a la altura de los muslos de color rosa brillante. Al parecer durante mi viaje alucinógeno se habían entretenido en depilar mi cuerpo...
Frustrado agarré la peluca que Pulpez me ofrecía.
-Tengo unas terribles ganas de hacer de vientre así que le aconsejo que se esfume.
Tras soltar mi sentencia, me coloqué la peluca azul brillante y empecé a caminar, sobre los zapatos de tacón, hacia la entrada.
La rubia sacó una pelota anti-stress y empezó a hacerme señales.
¿Se me estaría insinuando?
Parecía que quería decirme algo, intenté leer los labios, aunque la verdad la lectura nunca fue lo mío.
Usa la pelota de beisbol idiota.
¿como que idiota? ¿que se creía?
Ah, coño, la pelota de beisbol! Me la había dejado ¿donde me la había dejado? ¿ y que tenía que hacer con ella? ¿No me la habría dejado en el lavabo?
De repente, un hombrecillo bajito, enfundado en un mono azul, entró corriendo y parando el espectaculo.
-Deprisa salgan corriendo,¡los lavabos acaban de explotar!
Pude ver la cara de decepción de la rubia antes de levantarse discretamente, antes de que una horda de coristas histéricas me aplastaran mientras huían despavoridas.
Había tal avalancha de gente intentando salir de la sala, que nadie reparó en mi desaparición.
El “Ratonsito” (apodo que le pusieron a Mickey Mouse cuando trabajó para el Cártel de Medellín), me cogió fuerte del brazo y me llevó hacia la parte trasera del escenario.
Entramos por el pasillo de los camerinos. Me apretaba tanto el brazo que creía que me iban a explotar los dedos de la mano.
Llegamos a lo que debía ser la puerta de su despacho. Mickey abrió la puerta, miró ágilmente a ambos lados para asegurarse que no nos habían seguido y entramos.
El olor a humedad, tabaco y alcohol inundó mis fosas nasales. Aquel despacho era la definición exacta de “antro de mala muerte”
-“Joder hermano... ¿Pero sabes donde me estás metiendo?”-, me dijo Mickey Mouse mientras intentaba coger un cigarrillo. “Con la que has liado, la pasma no va a tardar en llegar aquí. Joder, hermano... me has complicado demasiado, tío.. Me van a descubrir ”.
Le temblaba tanto el pulso que rompió 3 cerillas hasta que pudo encender ansiosamente el pitillo. Se rascaba enérgicamente la barba de 3 días.
Yo miraba atónito las fotos que colgaban de la pared: Mickey recogiendo un Oscar, en la entrega de los MTV Awards, entre Michael Douglas y Bill Murray.... Hacía mucho tiempo de esas fotos. Ya no era la época dorada de Mickey Mouse.
“Me van a descubrir, joder” repetía, sin yo entender a que se refería.
-“Tengo sed,” fue lo único que pude balbucear
-“Sírvete tú mismo” me contestó sin mirar. –“En la nevera hay cerveza y queso Gruyere.... Por el colesterol, ya sabes”....
Que coño iba a saber... Para encontrar lógica estaba yo: me encontraba en un antro propiedad de Mickey Mouse , vestido como Norma Duval y entendiendo en ese preciso momento que a quien debía cargarme por orden de la mafia chocolatera era al decrépito de Mickey, alias El Ratoncito.
Flipando sobre la situación en la que me encontraba, fui hacia la nevera y decidí ponerme un whisky on the rocks... Abrí el baúl-congelador para poneme unos cubitos de hielo.... y entonces comprendí el nerviosismo de Mickey: allí dentro se encontraba Walt Disney , congelado como una merluza.
Escuché un click metálico a mis espaldas y al girarme , noté en mi sien el frío acero
(Uppss...Anonimous soy yo...)
Estaba con el vestido de cabaretera, la peluca al revés cual rapero lleva su gorra, el rimel corrido, con un zapato de menos, agachado con las manos en los riñones haciendo un perfecto angulo de 90º. Giré la vista hacia Norma Duval y de pronto escuché un "ñiiiiiiiiicc".
Miré hacia el arcón-congelador y ví que la puerta del mismo se estaba abriendo.
"Joooooooooooder", pensé......
De pronto Walt Disney surgió de entre los hielos con una ametralladora y destrozó a Norma en cientos de pedacitos.
-Sayonara Baby.
Walt Disney, aún humeante por la escarcha giro su cuello hacia mí haciendo crugir el hielo que lo cubría.
-He venido del pasado para protegerte.
Aún muy desconcertado y sin saber qué estaba haciendo en aquella situación, decidí aceptar la oferta, bueno, al fin y al cabo dice que quiere protegerme, no? así que me uní a mi amigo recién descongelado.
Decidí que era el momento de irse de allí y comencé a caminar, sin saber a donde esperando que mi nuevo amigo tuviera alguna idea...y sí, la tenía, cuando tan solo había dado tres pasos Walt me recordó que el ratón gigante que había en el congelador era su hijo, y no pensaba abandonarle allí, así que me ordénó que empujara de nuevo el congelador,tenemos que buscar un enchufe y rápido, si se rompe la cadena del frío tan rápido se descongelará y morirá, eso fué lo único que me dijo mientras me enseñaba su arma.
No tenía elección. Empujé el congelador durante casi un kilómetro, mi lumbalgia me estaba matando, y Walt me vigilaba desde cerca, entonces me desplomé por el dolor.
Cuando me desperté, tenía un sabor metálico en la boca, escuché una voz que me ordenó "deja de chupar esa maldita llave y levántate de una vez"
Esa voz me resultaba familiar.
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